Te cuento mi viaje: calles empedradas, tranvías, azulejos, el gallo y las sardinas, carros motorizados, pasteles de Belén,... ¡y mucho más!
Primera parada: Évora
Callejeando por Évora |
Segunda parada: Costa de Caparica
Más tarde nos acercamos hasta la costa de Caparica, la zona de playa más grande de Europa. Allí pudimos disfrutar del atardecer mirando hacia el Oeste. Existe el tren turístico Transpraia, que recorre y tiene acceso directo a las playas, recorriendo 9 km de su costa.Playas de Costa Caparica |
Por fin, Lisboa
Por la noche llegamos a Lisboa, accediendo por el famoso Puente 25 de abril sobre el río Tajo, dejando atrás el Cristo-Rei de Almada, y con una preciosa vista de las luces de la ciudad. Ya por la mañana empezamos por subir en uno de los 3 funiculares al Barrio Alto y al barrio de la Alfama, para ver la Catedral y el Castillo de San Jorge. Después, volvimos a bajar en funicular para llegar caminando hasta la Baixa, donde nos encontramos con la Avenida da Liberdade, el Rossio y la Praça do Comércio.Para el último día dejamos el Elevador de Santa Justa, desde donde se ve toda Lisboa, y llegamos hasta el Barrio de Belem para ver la famosa torre defensiva, el monasterio de los Jerónimos y el monumento a los Libertadores.
Torre de Belém |
Después de comer emprendimos un largo camino a casa, saliendo de la ciudad por el Puente Vasco da Gama, el más largo de Europa.
En nuestro viaje dejamos pendientes varias cosas por ver, como el Acueducto de las Aguas Libres, el Museo del Azulejo, el Oceanário, el Parque das Naçoes,... y Sintra, una villa llena de atractivos y numerosos palacios, como el Palacio da Pena.
La tranquilidad, el olor a mar, la mezcla de culturas, la luz,... son en realidad los verdaderos atractivos de Lisboa y alrededores. Déjate envolver por esa sensación y... ¡repite la visita si puedes!
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